¿Cómo será la tierra en el 2048? Últimamente hemos escuchado en numerosas ocasiones esta pregunta acerca de cómo será nuestro planeta en el futuro. Ahora bien ¿somos conscientes de los problemas ambientales que estamos generando y de las consecuencias que este modelo puede traer? La comunidad científica nos alerta de que, si continuamos con los mismos patrones de consumo y crecimiento que hasta el momento, existe un límite temporal, en el año 2050, antes de que la sociedad colapse y se produzca una desestabilización a nivel planetario. ¿Estamos a tiempo de cambiar el destino de nuestro planeta?
El modelo económico lineal actual, basado en la extracción de materias primas para producir bienes que usamos, consumimos y desechamos, es evidentemente insostenible en el tiempo. Los recursos naturales críticos para garantizar nuestra vida y evolución se están agotando o están a punto de agotarse. La comunidad científica, y especialmente el gremio de los geólogos, postulan el Antropoceno como una nueva época geológica, que reemplazaría a la época actual, Holoceno, debido al impacto global que las actividades humanas están teniendo sobre los ecosistemas terrestres. En este sentido, las rocas denominadas plastiglomerados, formadas por una amalgama de plásticos, arena, rocas y desechos humanos, se constituirán en el futuro una de las huellas más sólidas del paso del ser humano por el planeta.
Además, por si esto fuera poco, nuestra economía, basada en el consumo de combustibles fósiles que emiten gases de efecto invernadero, está contribuyendo, como ya se conoce, al calentamiento de la primera capa atmosférica. Las evidencias científicas nos indican que ya hemos calentado el planeta un grado más y que si seguimos con este patrón llegaremos a los 2 º C en el 2050. Según la United Nations climate change, actualmente emitimos anualmente alrededor de 51.000 millones de CO2 de los cuales aproximadamente el 30 % procede de cómo fabricamos las cosas, las procesamos y las manufacturamos, el 27 % procede de nuestra manera de generar energía y el 16% de nuestra manera de usarla. En base a estos datos, la lógica, nos dice que, si apostamos por el diseño de acciones encaminadas a nuestra manera de producir, de generar energía o de movernos, se lograría minimizar una parte muy importante de estas emisiones, se habla de hasta un 75%. No obstante, ¿hay tiempo para lograrlo?
La estimación que realizan desde la comunidad científica es que, en el escenario más optimista, actualmente tenemos 29 años para definir, desarrollar y ejecutar una transición energética, industrial y social que garantice la habitabilidad de nuestro planeta. En este contexto, tenemos la misión prioritaria de colaborar en la transformación integral más grande que hayamos tenido que afrontar en toda la historia de la humanidad. La cuenta atrás ya está activada.
Aspectos tan importantes como la reducción en los consumos, el impulso de la recuperación y el reciclado y la valorización de los recursos existentes en los residuos son prioritarios dentro de los programas marcos medioambientales a nivel europeo. Además, es fundamental que todos colaboremos para hacer frente a esta preocupante situación: la comunidad científica, por su parte, apostando por el Ecodiseño, donde el análisis de los materiales-recursos a utilizar, el destino de los mismos y su impacto en el entorno al final de su vida útil sea la piedra angular de los sistemas productivos y de prestación de servicios; desde la administración, trazando políticas e iniciativas públicas que promuevan la sostenibilidad; como ciudadanos, siendo prescriptores de las mejores soluciones hacia la sostenibilidad; y, desde el entorno empresarial planteando modelos de negocio desde la perspectiva permanente de la Economía Circular.